Arquitectura y Homeostasis: elementos para un diseño más humano
DOI:
https://doi.org/10.35588/898z7r82Resumen
La obra de arquitectura puede ser concebida como la respuesta material del ser humano a los factores de agresividad del medio – es decir que atentan contra su equilibrio biológico interno – para poder generar las condiciones que permitan habitar el territorio. Agresividad físico-ambiental; agresividad espacio-escalar; agresividad socio-cultural. La primera se refiere a la necesidad de abrigo y protección; la segunda, tiene que ver con la necesidad de habitar en la inmensidad del cosmos, redimensionándolo a la escala del cuerpo humano y, la tercera, a la expresión de una posición en el sistema social y económico. Desde la caverna, cuando el hombre socava la masa, hasta el satélite, cuando el hombre socava el vacío, el ser humano ha considerado necesario construir una nueva piel en torno a él, con la finalidad de establecer las condiciones de vida que su propio organismo no es capaz de generar. Si bien, la piel del ser humano es un complejo sistema que regula los intercambios que se desarrollan entre el organismo interno y el medio externo, ya sean estos térmicos, acústicos, de presión, táctiles, entre otros, ella no es suficiente para lograr el equilibrio biológico del organismo Esa capacidad del cuerpo de autorregularse para mantenerse en equilibrio frente a los cambios que se producen en el medio externo se conoce como homeostasis. Cuando esta capacidad es sobrepasada, la vestimenta y la arquitectura deben suplir aquel diferencial que provoca desequilibrio biológicoDescargas
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