TIERRA Y MUNDO
DOI:
https://doi.org/10.35588/pe2fmt23Resumen
En “Desastres”, Neruda dice: “Cuando llegué a Curacautín estaba lloviendo ceniza por voluntad de los volcanes / Me tuve que mudar a Talca / donde habían crecido tanto / los ríos tranquilos de Maule que me dormí en una embarcación / y me fui a Valparaíso / En Valparaíso caían / alrededor de mí las casas...” En estos versos, el poeta revela modos propios en que la “tierra” actúa, nombra ciudades en donde nos hemos dado morada, narra la extrañeza y la resignación del abandono, pero hacia el final del poema parece advertir que no es la naturaleza, sino nuestra presencia, nuestro “mundo”, lo que convierte el actuar natural en desastre. Dice: “Hice mi cama junto al río / que llevaba más piedras que agua, junto a unas encinas serenas, lejos de todas las ciudades junto a las piedras que cantaban / y al final pude dormir en paz...” Pero receloso, concluye: “...con cierto temor de una estrella / que me miraba y parpadeaba / con una insistencia maligna”.